Aquella situación estaba bajo control. Ese individuo de flequillo largo y con gafas de intelectual no era rival para él.
Cuando quisiera, pondría fin a aquel sinsentido, pero no sin antes disfrutar un poco del tiempo de ocio que disponía y estirar un poco las piernas ya que hacía tiempo que no se movía y era el momento de utilizar su fuerza física sin usar el «Psycho Crusher» ni poderes de ningún estilo. Quería bajar un poco el nivel para observar si todavía tenía buena forma física.
En un gesto ágil, aquel militar le propinó un derecho directo pero sin acertar, seguido de un gancho izquierdo, sin conseguir dar en el blanco.
Volvíó a intentarlo, sin resultado alguno ya que se movía con gran ligereza. Sin duda era como golpear a la nada.
El cansancio le hizo detenerse unos instantes, en posición de defensa, frente a su contrincante que no dejaba de sonreír y ponerlo cada vez más nervioso.
Esta vez, volvió su puño derecho hacia atrás para coger impulso y propinar un impacto casi certero en la cara -esta vez sorprendida- de su rival, quien solo consiguió hacerle una herida en su mejilla derecha.
Sin haber acabado todavía su estrategia, se volteó sobre su pie izquierdo, girando hacia la izquierda, como una peonza y lanzando dos tremendos haces luminosos en dirección al movimiento de trayectoria que su oponente se había dirigido, dándole éstos de lleno en el hombro derecho e impulsándolo y volteándolo sobre si mismo hacia una zona rocosa que se desplomó sobre sí, llenándole de pequeñas piedras y tierra.
Sorprendido, se irguío lentamente, quitándose de encima los restos de tierra que tenía encima y comenzó a andar hacía él.
-No ha estado mal, pero creo que va siendo hora de irse, ya me he divertido bastante por hoy. – concluyó de forma tajante.
Se plantó frente a él, quien se puso en defensa inmediatamente e inquieto, y en un rápido movimiento le asestó un golpe con la palma de la mano derecha en el estómago, cayendo casi fulminado de inmediato, quedándose de rodillas, agarrandose la manos sobre la parte dolorida y gritando de dolor.
Levitando de un lado para otro, como jugando a ser Superman, y mirando hacia abajo observando la situación, se posó sobre un saliente en lo alto de una roca.
Sonrío enérgicamente, y de forma desproporcionada, esbozando un gesto pérfido, una sonrisa forzada pero de intenso odio. Levitando pausadamente, bajó del pedestal rocoso en el que se hallaba abrazándose con sus brazos en un gesto de superioridad y se poso lentamente delante de aquél hombre medio moribundo que tenía ante sí.
Éste, en un último impulso y usando las pocas fuerzas que aun le quedaban, emergió hacia arriba, impulsándose sobre el suelo, y saltando hacia atrás, dejando una estela de energía blanca, aunque sin conseguir nada.
– Estás acabado, ya no tienes nada que hacer- argumentó de forma jocosa.
– No te saldrás con la tuya, pronto tu imperio caerá y no podrás hacer nada, morirás entre cuatro paredes… . respondió con gran dificultad y medio sonriendo.
– Aunque creo que no sabes lo que dices por los golpes que has recibido, tú no estarás aquí para poder verlo! ja ja.
Agarró su cuello, estrujándolo, y alzandalo por encima de su cabeza y definitivamente lo lanzó por el precipicio que tenía ante sí, perdiendose en la oscuridad de la noche y la espesura de arboles.